Una gran cantidad de hechos políticos sucedidos en los últimos meses han sido acompañados, desde las opiniones y comentarios más diversos, por la frase “más vale tarde que nunca”. Obviamente que, en esos temas, es mejor hacer algo con retraso que no hacerlo. Sin embargo, la sabiduría popular siempre nos enseñó que “más vale prevenir que curar”. Es decir, en estos casos, es preferible antes que después, a tiempo que a destiempo. Basta como ejemplo paradigmático lo sucedido en Cromagnon.
Celebramos que el gobierno haya echado a funcionarios fuertemente sospechados de corrupción. Celebramos que el gobierno le haya retirado la concesión a empresas que, por lo menos, se mostraron ineficientes. Celebramos que el gobierno se esté ocupando de la seguridad aérea, incluyendo el tema de los radares y salarios dignos para los controladores. Celebramos que el gobierno en Santa Cruz, después de tantos años, esté dialogando. Celebramos la anunciada repatriación total de los fondos de Santa Cruz. Celebramos estas iniciativas y tantas otras por el estilo que omito nombrar o estarán por venir. Pero lamentamos que haya sido necesario que viera la luz tanta corrupción, impunidad o estallido social, según el caso, para ocuparse del tema.
Y esto no pasa sólo a nivel nacional o en la provincia originariamente K. En la Ciudad de Buenos Aires se han sucedido de manera vertiginosa una serie de anuncios en materia de salud, seguridad, transporte, higiene urbana, todos ellos con posterioridad al anuncio de la fecha de las elecciones. Son temas que no se le pueden exigir a un Secretario de Cultura, y es discutible si pueden ser impulsados por un Vicejefe de Gobierno. Pero, ¿hacía falta esperar tantos meses como Jefe de Gobierno para anunciar las propuestas?. Estamos hablando del doble turno en unos pocos hospitales, los contenedores de basuras en varios lugares, la consulta popular sobre la policía porteña, el inicio de las obras para el hospital de Lugano, el supuesto plan integral de tránsito y transporte, etc. No parece serio y se asemeja demasiado a un ardid electoral.
Estaría bueno que no nos subestimen. Ojalá aprendiésemos que debe haber propuestas y que deben cumplirse, para no tener que llegar a la protesta. Esperemos que una ciudadanía responsable pueda más que el populismo demagógico.
¿Más vale tarde que nunca?. Más vale temprano que tarde, antes que después. Ya es tiempo.
Celebramos que el gobierno haya echado a funcionarios fuertemente sospechados de corrupción. Celebramos que el gobierno le haya retirado la concesión a empresas que, por lo menos, se mostraron ineficientes. Celebramos que el gobierno se esté ocupando de la seguridad aérea, incluyendo el tema de los radares y salarios dignos para los controladores. Celebramos que el gobierno en Santa Cruz, después de tantos años, esté dialogando. Celebramos la anunciada repatriación total de los fondos de Santa Cruz. Celebramos estas iniciativas y tantas otras por el estilo que omito nombrar o estarán por venir. Pero lamentamos que haya sido necesario que viera la luz tanta corrupción, impunidad o estallido social, según el caso, para ocuparse del tema.
Y esto no pasa sólo a nivel nacional o en la provincia originariamente K. En la Ciudad de Buenos Aires se han sucedido de manera vertiginosa una serie de anuncios en materia de salud, seguridad, transporte, higiene urbana, todos ellos con posterioridad al anuncio de la fecha de las elecciones. Son temas que no se le pueden exigir a un Secretario de Cultura, y es discutible si pueden ser impulsados por un Vicejefe de Gobierno. Pero, ¿hacía falta esperar tantos meses como Jefe de Gobierno para anunciar las propuestas?. Estamos hablando del doble turno en unos pocos hospitales, los contenedores de basuras en varios lugares, la consulta popular sobre la policía porteña, el inicio de las obras para el hospital de Lugano, el supuesto plan integral de tránsito y transporte, etc. No parece serio y se asemeja demasiado a un ardid electoral.
Estaría bueno que no nos subestimen. Ojalá aprendiésemos que debe haber propuestas y que deben cumplirse, para no tener que llegar a la protesta. Esperemos que una ciudadanía responsable pueda más que el populismo demagógico.
¿Más vale tarde que nunca?. Más vale temprano que tarde, antes que después. Ya es tiempo.
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