miércoles, 19 de septiembre de 2012

16 PUNTOS SOBRE EL VOTO A LOS 16

1) La edad mínima para votar, como tantas otras cosas, es arbitraria. Eso no es bueno ni malo, simplemente es. Y como tantas otras cosas que se cambian por ley necesita una mayoría de los llamados representantes del pueblo que acuerden y, haciendo uso de ese poder transitorio, lo puedan modificar.
2)   En el mundo hay algunos países donde ya se vota a los 16 años. Brasil y Ecuador son los ejemplos más cercanos (hay entre 10 y 14, con diversos matices). Actualmente se está estudiando la posibilidad en Chile, Bolivia, Uruguay e Inglaterra, entre otros países.
3)    En nuestro país hay ciudades donde ya se vota a los 16 años, como ser Córdoba y Zapala.
4)    El voto optativo a cierta edad ya existe en nuestra legislación con los mayores de 70 años.
5) Todo argumento que haga referencia a nivel de estudio, posibilidad de ser influenciado, proporcionalidad en determinada clase social, es aplicable actualmente a los mayores de 18 años y remite peligrosamente al voto calificado. Ser mayor de 18 años no garantiza tener más nivel de estudio que a los 16, ni ser menos influenciable. Siendo el voto universal, estos argumentos caen por su propio peso.
6)    Desde un análisis sociológico y psicoevolutivo, no hay mayores diferencias entre una persona a los 16 y a los 18 por el mero hecho de tener esa edad. Argumentar desde ejemplos concretos no tiene validez, sea a favor o en contra. Sí podemos afirmar, sin embargo, que hoy, a los 16 años, se tiene la posibilidad de acceder a mucha más información que una persona de 18 (o más) hace 100, 50 o 10 años.
7)  ¿Quién y desde dónde puede decir quién está capacitado para votar y quién no?. En última instancia volvemos a lo planteado en el punto 1.
8)      En Argentina, los varones votan a los 18 años desde hace 100.
8.1)   Esto puede hacer pensar que un varón de 18 estaba más capacitado que una mujer de 40.
8.2)   Esto puede hacer pensar que un varón de 18 años en 1912 es igual a un varón de 18 años en 2012.
9)   En Argentina, la mayoría de edad estuvo establecida a los 21 años hasta el 2009. Es decir, durante 97 años de historia hubo personas que votaron sin ser mayores de edad. Hoy son mayores de edad a los 18, ¿por qué no van a poder votar a los 16?.
10)  En Argentina, las mujeres votan a los 18 años desde hace 65.
11)  En Argentina, a los 16 años, los adolescentes son imputables penalmente, y pueden trabajar.
12)  Esta modificación legal puede darle un impulso renovado, necesario, a la formación para la ciudadanía en las escuelas. Las leyes, muchas veces, cumplen la función de generar lo que dicen, cual profecía autorrealizadora.
13)  Actualmente lo votantes habilitados son 28,8 millones. Si se aprueba, podrían votar, como máximo, apenas, 700 mil más. Pasaría a ser, si no me fallan las cuentas, poco más del 2% del padrón y, al ser optativo, es más difícil que vayan todos. A esto hay que sumarle que no todos votarán por el mismo partido.
14)  Muy posiblemente haya una intencionalidad partidaria detrás del proyecto.  No soy ingenuo. Como hemos visto, no hay tanto impacto desde los votos adolescentes. Sí puede generar una percepción de ampliación de derechos, de participación juvenil, de renovación, que traccione votos (tampoco tantos). Pero no es ni más ni menos, con sus luces y sombras, lo que ha venido haciendo el kirchnerismo desde 2003.
15)  Hay proyecto de otros partidos políticos que proponen lo mismo, y fueron presentados con anterioridad. Vale citar como ejemplo el del Dip. Claudio Lozano que, no habiendo tenido tratamiento en 2010, lo ha representado.
16)  Es cierto que hay temas más importantes, prioritarios. Pero eso podríamos decirlo de casi cualquier ley que haya sido aprobada. Todos queremos un país con igualdad de oportunidades reales, sin hambre, sin desocupación, con vivienda, trabajo, salud y educación de calidad para todos. Quizás, sólo quizás, la formación y la participación política que pueda generar este cambio colabore a profundizar la lucha por esas causas. Confío que así será.

martes, 11 de septiembre de 2012

Día del Maestro - Discurso

Querida Comunidad Educativa:
Todos ustedes saben que todos los 11 de septiembre celebramos el Día del Maestro, conmemorando el fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento. Y en general, en estos actos, se suele hablar de su figura, y de todo lo bueno que hizo por la educación.
Personalmente estaba tentado de hablar, también, de su mirada hostil sobre lo que él llamaba “la barbarie”: los indios, los gauchos… los excluidos del sistema.
Sin embargo, y más allá de invitarlos a investigar sobre las luces y sombras de Sarmiento, preferí hablar directamente sobre la educación, y contarles algo breve sobre qué pienso yo que significa ser maestro o profesor.
Cuando decidí ser docente pensaba que estaba llamado a dejar huellas en mis alumnos. A marcar, con esa presencia ausente, sus vidas. Y quizás haya algo de eso. Luego aprendí que ser docente también tiene algo de faro, de guía que ilumina a otros para llegar a buen puerto. Y, como el faro, tiene un final cuando la misión se cumple.
Pero “huellas” y “faros” eran imágenes incompletas. Inmediatamente la vida, la realidad, me hizo descubrir que es un ida y vuelta. Les puedo asegurar, y uds. lo deben saber bien, que los profes, después de haber tenido la dicha de tenerlos como alumnos, ya no son los mismos. Y no somos los mismos, principalmente, porque somos más felices.
Los profes, los directivos, queremos de corazón que sigan estudiando, se reciban, puedan trabajar, formar una familia, que respondan a ese llamado profundo que tienen, que luchen por sus sueños… pero nunca lo hagan buscando el éxito o el aplauso de los demás. Háganlo porque están convencidos, porque vale la pena y, ahí sí, juéguense hasta el final por eso.
Los educamos, o al menos eso intentamos, para que crean en sus sueños, sin necesidad de ir a la tele a cantar o a bailar. Queremos que sigan siendo auténticos, coherentes, alegres. Que sigan con ese empuje, esas ganas, esa fuerza que hoy tienen. Que sigan adelante, siempre sigan. Sepan que, como cantaba la Bersuit, “no hay fracaso más rotundo, que haberse venido al mundo, pa´ morirse y nada más”. Ustedes están llamados para hacer grandes cosas: atiendan el llamado y respondan. Entonces, y sólo entonces, sabremos que nuestra vocación cobra sentido.
Muchas gracias.

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