jueves, 3 de noviembre de 2011

EL ABORTO: PREGUNTAS PARA COMPARTIR EN VOZ ALTA

EL ABORTO: PREGUNTAS PARA COMPARTIR EN VOZ ALTA

I

En los últimos años he visto, vivenciado, padecido y experimentado cambios en diferentes posicionamientos que tenía sobre determinados temas. Ya me explayé al respecto al hablar, en otro foro, sobre “la condición plural de la subjetividad”. Sin embargo, con el aborto sigo manteniendo la misma postura de fondo desde que recuerdo haberme planteado el asunto. Y digo “de fondo” porque lo que sí cambié fue la forma, la manera de pensar y decir las cosas, los matices, los énfasis.
En este proceso de deconstrucción personal, y habiendo pasado por la Teoría Comunicativa de Habermas y todo el Giro Lingüístico, intenté salir de mi posición, abrir la mente y el corazón, y dejar al otro que diga su palabra; si era en primera persona, mejor. Por eso, hoy más que afirmar quiero preguntar, más que impartir quiero compartir. Y desde este lugar, con toda mi subjetividad a cuestas pero lo más conciente posible, es que escribo estas líneas para seguir pensando juntos…

II

Para empezar es fundamental dejar de lado definiciones simplistas. En primer lugar, no hay dos bandos. Hay muchas posiciones con diferentes puntos de vista. A lo sumo, y en última instancia, habrá quienes se inclinen más por una determinada modificación al marco normativo y otros que no. Pero no podemos perder de vista la complejidad de posturas.
También tenemos que decir que el aborto no es una solución alegre, que se decide así nomás y que no afecta a nadie. Las mujeres que deciden abortar, incluso convencidas, no lo hacen por placer ni como una elección más. Nadie quiere abortar como proyecto de vida. Y esto lo saben, y lo dicen, tanto los que proponen legalizarlo como los que quieren penalizarlo.
Algunas personas vinculan temas tales como aborto, anticoncepción, matrimonio igualitario y reivindicaciones de género. Más allá de que algunos vean una línea que los une, o que ciertos grupos defienden o atacan el paquete completo, son temas cualitativamente diferentes. Y deben ser tratados, según mi humilde parecer, de esa manera.
No podemos dejar de decir, por otro lado, que el aborto es un gran negocio. Hay muchos intereses detrás, y de los más espurios. Esto no implica que todos los que permitirían un aborto en determinadas situaciones tengan otros intereses o formen parte de ese comercio. Lo que sí es innegable es que hay mucho dinero en juego, y se está lucrando con la vida de las personas.
Tenemos que contextualizar el aborto, pensando tanto en el ser humano concebido (embrión, feto), como en la mujer que lo lleva en el vientre. Después veremos qué derechos entran en juego, cómo colisionan y cómo se dirime la cuestión. Lo que no podemos hacer es negar la existencia de ambas partes.
Y cierro esta segunda sección diciendo que es fundamental trabajar fuertemente en la prevención de embarazos no deseados, sin ignorar la contención y acompañamiento de la mujer, no sólo antes sino también, una vez que éste se ha producido. Necesitamos realmente una educación sexual integral, articulando la responsabilidad de las familias, el rol de las escuelas, de los medios masivos de comunicación, y el acceso a la salud integral (que incluye salud reproductiva).


III

Me cuesta mucho identificarme con las diferentes posturas que escucho o leo sobre el tema. Siento que nadie piensa exactamente como yo. Y, en algunos casos, me indigna, me revuelve las tripas, escuchar argumentaciones falaces, manipulación de la información, que se hace con mala leche, tanto a favor como en contra.

IV

Es insoslayable, al debatir este tema, poder explicitar definiciones o, al menos, prestar atención a las palabras utilizadas.
Claramente no es lo mismo decir aborto, que interrupción voluntaria del embarazo, que homicidio prenatal agravado por el vínculo. También hay mucho cuidado en no identificar mujer con madre, o embrión, con feto, con hijo, hija, niño o niña por nacer, niño o niña a secas. Tampoco se utiliza de manera indistinta ser humano, vida humana, que persona, que producto de la concepción.
Otra palabra en juego, y quizás sea clave, es vida. Unos se hacen llamar pro vida, porque dicen defender la vida desde la concepción. Otras y otros se enojan frente a esta distinción, ya que con razón entienden vida en un sentido más amplio que incluye, entre otras posibilidades, a la mujer (algunas de las cuales mueren a causa de abortos inseguros).
Tampoco es lo mismo despenalizar que legalizar.

V

El tema de las estadísticas es un punto aparte. Por la ilegalidad del asunto, es imposible tener cifras oficiales. Se habla de 300.000 a 700.000 abortos anuales en Argentina, sin desagregar mucho la información, y sin dimensionar demasiado que una cifra casi duplica a la otra. Otros calculan que no llegan a 50.000.
Algunos dicen que en los lugares donde se despenalizó o legalizó, bajó la mortalidad materna por aborto y también el número de abortos. Otros dicen que en los lugares donde se despenalizó o legalizó los números aumentan en vez de disminuir. Todos citan países y cifras. Todos parecen tener razón, o al menos eso creen. Hay países que van hacia leyes más permisivas, y otros que vuelven a una legislación más restrictiva.
Lo que se sabe, por información oficial, es que en nuestro país mueren entre 80 y 90 mujeres al año por causas de aborto. 1 cada 4 días, aproximadamente. De las 144.060 mujeres que murieron en el 2009, 87 fueron por aborto. Otras causas: enfermedades del sistema circulatorio (45.023), tumores (28.233), enfermedades del sistema respiratorio (22.286). Y la mortalidad materna data de 410 casos, de los cuales sólo el 20 % fue por aborto. Les dejo un análisis más completo para analizar.
Irlanda, Polonia, Chile y Malta, por nombrar algunos casos, son países que tienen las más bajas tasas de mortalidad materna, a la vez que mantienen una normativa restrictiva en el tema del aborto. Noruega y Dinamarca son buenos contraejemplos, al buscar países donde el aborto está legalizado y la mortalidad materna aumenta. Esto llevaría a pensar que el aborto no es la vía para resolver la cuestión de la mortalidad materna, sino que se deben mejorar la atención prenatal y los cuidados obstétricos, con una fuerte opción de políticas públicas para garantizar una vida digna en igualdad de oportunidades a toda la población.
A esta altura, desde una posición pragmática y utilitarista, si me asegurasen que con la despenalización baja el número de abortos y de mortalidad materna, firmo donde me digan. Haría claramente una opción por una ética de las consecuencias por sobre una ética de los principios, si en este caso eso lleva a disminuir la cantidad de muertes (de mujeres, de embriones, de fetos…). El problema es que las estadísticas no parecen ser tan claras.
(Nota del 2018: "las cifras oficiales para el año 2016 señalan que se produjeron 43 muertes maternas por aborto en el año en la Argentina, lo que significa un 17,55% del total de muertes maternas (245). Pero al mismo tiempo en los medios se suelen mencionar los supuestos 500.000 abortos por año, de modo que el oyente desprevenido parece inducido a pensar que mueren el 17,55% de las 500.000 mujeres que deciden abortar, cuando en realidad murieron 43 mujeres en un año. Esta confusión no minimiza el problema de la mortalidad materna, pero impide una discusión de fondo sobre dos problemas diferentes")

VI

¿Qué dicen los psicólogos y psiquiatras sobre las mujeres que abortaron?.

VII

Debo reconocer que me molesta que se utilice como argumento que la mortalidad materna por aborto tiene cara de mujer, joven y pobre. Desagregando las estadísticas, muy posiblemente sea así. Pero me parece, aunque espero equivocarme, que se apela a lo sensiblero para sumar voluntades.
Lo que no podemos dejar de decir es que, aborto sí o aborto no, esas mujeres deberían poder llevar una vida digna en igualdad de oportunidades.

VIII

Tampoco me gusta que se rechace la penalización del aborto argumentando que es la imposición arbitraria de un grupo sobre el resto. ¿Acaso toda ley no es eso y no otra cosa?.
A nadie se le ocurriría despenalizar el robo y el homicidio, y que cada uno decida si quiere hacerlo. ¿Por qué no intentarlo?. Sucede que hay consensos, o acuerdos mayoritarios, que son de la sociedad en su conjunto y, a través de sus representantes, se imponen por ley a todos, estén de acuerdo o no.
¿O alguno estaría de acuerdo con legalizar la pedofilia?. Que los hay, los hay.
Aquel que está convencido de que hay una vida humana con derecho a vivir desde la concepción hace muy bien en miltar en contra de la despenalización/legalización del aborto porque es consecuente con sus convicciones. No puede avalar que cada uno elija o no eliminar esa vida. ¿Se entiende?.

IX

Alguien me dijo alguna vez que cuándo comienza la vida humana es una decisión política. En última instancia, algo de razón tenía. Más allá de lo que diga la ciencia, la filosofía o la legislación actual, el comienzo de la vida es una definición política. (Esencialistas, Realistas, Dogmáticos, abstenerse… por el momento).
Científicamente nadie discute que desde la concepción hay un nuevo ser humano vivo, diferente a la madre y al padre, con un código genético que lo hace único e irrepetible. No persona, no individuo, pero sin lugar a dudas un ser humano.
Filosóficamente podemos decir que toda definición es arbitraria. ¿Qué hace que determinado ente sea humano y no otra cosa?. ¿Qué características debe poseer una persona para ser tal?. ¿Qué entendemos por vida?.
Legislativamente sabemos que todo se cambia por simple mayoría. Argumentar desde determinada Convención o Ley, es válido pero fugaz y efímero. Y ni que hablar si entra a jugar la interpretación.
Si la mitad más uno de los diputados y senadores presentes en sus respectivas sesiones acuerda que la vida humana tiene valor y debe ser protegida desde las 12 semanas, ¿qué hacemos con todos los datos científicos y los debates filosóficos?. Y estoy tentado de cerrar con una conclusión claramente nominalista…

X

En cuanto al criterio para ver desde cuándo se puede abortar, algunos marcan como límite la formación del sistema nervioso. El criterio sería el mismo que para la muerte clínica: vida cerebral (o no). La diferencia que parecen no observar es que mientras la muerte cerebral, hoy por hoy, se considera irreversible, el embrión está en formación y, en caso de no ser eliminado, llegará a tener vida cerebral (más allá de que algunos dicen que en la segunda semana hay un incipiente desarrollo). Esto no quita que pueda rediscutirse el criterio en sí, y revisar si realmente esta es la barrera entre lo humano y lo no humano, la vida y la muerte.

XI

¿Qué vida tiene más valor? ¿Por qué? En distintos momentos de la historia, y en distintos lugares, se postuló que la raza aria era superior y se exterminaron judíos; algunos militares desaparecían “subversivos” por el bien de la Patria; cierto régimen mata(ba) homosexuales; y algunos varones apedrean mujeres adúlteras…

XII

Creo que hay que buscar una solución creativa. No con el Código Penal. Sí desde la salud pública, desde la educación, desde la contención y el acompañamiento, desde la mejora de la calidad de vida…
Es cierto que, desde lo simbólico, la ley tiene una función pedagógica, y nos dice qué está bien y qué está mal para una sociedad en determinado momento. Por eso no es lo mismo establecer una pena que no hacerlo, o despenalizar que legalizar.
Si ese conjunto de células humanas, por decirlo de alguna manera, no es un algo/alguien que hay que proteger, el aborto debiera ser legalizado, garantizando ciertas condiciones para que toda mujer pudiera acceder a ejercer ese derecho. No hay mucha vuelta que darle. Nos limitaríamos a evaluar razones médicas y psicológicas, plazos prudentes, métodos, procedimientos, presupuesto, etc. Todo argumento estadístico (cantidad de abortos, de muertes, etc) o sociológico (afecta a mujeres, jóvenes y pobres) carecería de sentido. Ni siquiera habría un delito que despenalizar…
Ojalá fuese así. Sería más fácil. Más cómodo. Menos conflicto. La posibilidad existe. Pero también puede ser que no sea así. La vida no siempre es fácil, cómoda y sin conflicto.
Ahora, si asumimos que estamos hablando también de un ser humano concebido no nacido la cosa se complica, se complejiza.

XIII

Ideológicamente, en la gran mayoría de los temas, estoy mucho más cerca de los que están a favor de la legalización del aborto que de los que se oponen. Por eso, quizás, es que me planteo y replanteo el tema del aborto. Si pienso tan parecido en tantos temas, ¿por qué en este punto disiento?.
Lo seguiré pensando. Algunas convicciones siguen siendo las mismas, aunque cambien las concretizaciones. Y, realmente, no busco tener razón, sino aproximarme a lo que sea mejor para todas y todos, principalmente los más vulnerables…

XIV

Preguntas…

¿Qué define el límite entre lo humano y lo no humano?.
¿Toda vida humana es valiosa y deber ser protegida?. ¿Por qué?
¿Quién decide qué vida tiene más valor que otra?.
¿Qué diferencia a un embrión o feto de un niño nacido? ¿Acaso no hay diferencia también entre un bebé nacido y un anciano?.
¿Por qué el ADN es válido para determinar la filiación o paternidad, o para condenar a un sospechoso y no para reconocer que hay un nuevo ser humano diferente a la madre aunque esté en su vientre?.
¿Por qué fallan las Leyes de Educación Sexual Integral y de Salud Reproductiva?.
¿Por qué se habla del aborto como principal causa de mortalidad materna si ninguna estadística avala tal afirmación?
Si el aborto inseguro mata a mujeres, principalmente, jóvenes y pobres, ¿realmente se cree que con legalizarlo se soluciona el problema? ¿Acaso no son esas mismas personas las que están fuera del sistema? ¿Por qué creer que irán al hospital público a practicarse un aborto, si hoy no van para controlar un embarazo ni para hacerse chequeos médicos? ¿Qué pasará con las mujeres que no aceden al Sistema de Salud? ¿Por qué creer que sí lo harán por un aborto?.
¿Y con el aborto legal solucionaremos sus problemas de vivienda, trabajo, educación, etc.?
Si uno de los argumentos es que al legalizar se de igualdad de acceso a las mujeres pobres, ya que las ricas se lo hacen sin problemas en una clínica privada, ¿estarían de acuerdo en legalizarlo solamente para mujeres pobres?. ¿Por qué razón no se persigue a las clínicas privadas que practican abortos y a los médicos que ejercen ilegalmente su profesión?.
Si no es un delito, ¿por qué despenalizar en algunos casos?
Si es un delito, ¿existen razones suficientes para despenalizarlo en algunos casos?
¿Por qué una mujer tiene que llevar dentro, en contra su voluntad, un niño que será una carga para ella por el resto de su vida? Si bien uno tiene que atender casos particulares y complejos, podemos repreguntar: ¿y qué culpa tiene el niño o la niña por nacer?.

¿Es la solución penalizar?
¿Es la solución despenalizar?
¿Es la solución legalizar?