Me siento peronista,
aunque no sé si lo soy. Nací en el 80. Nunca fui menemista. Pero sí
me identifico con el kirchnerismo. Voté a Néstor en 2003 y a
Cristina en 2011. Voté a Filmus y Mariano Recalde varias veces en la
Ciudad en los últimos 6 años. En realidad me gusta definirme como
un militante del campo nacional y popular que busca, intenta
construir, el bien común. Y lo explicito porque me gusta ser
trasparente y valoro la honestidad intelectual. Hablo desde lo que
soy, que incluye lo que fui, lo que seré, lo que estoy siendo...
No soy quién para juzgar
el voto de nadie y por eso no lo voy a hacer. Eso no significa que me
de lo mismo cualquier resultado. Mi posicionamiento, mi mirada, mis
valores, mis principios, mis ideas, mis sueños, me llevan a preferir
algunos candidatos y rechazar otros. Pero las elecciones ya pasaron
y, si bien las decisiones individuales tienen impactos colectivos,
cada quién se hará cargo de lo que hizo o dejó de hacer. Todos
podemos equivocarnos. Todos podemos arrepentirnos. De un lado, del
otro, del otro otro...
Pero todos estamos en el
mismo barco y el timonel lo tiene quien lo tiene, sin importar cómo
llegó o quién lo puso en ese lugar. Es cierto que algunos pocos
viajan en primera y tienen acceso a los botes salvavidas, pero la
mayoría corremos la misma suerte, aunque claro está que no de la
misma manera. Podemos discutir quién da las órdenes realmente, si
nos gustan más las formas de unos o de otros, inclusive sobre la
moralidad de la tripulación. No descarto dar esos debates, pero en
la urgencia, lo que no deja ser importante, es clave intentar
sobrevivir a lo que se viene. Y juntos podemos más...
Quizás prefieras hablar
de sinceramiento en vez de tarifazo, o de reformas en vez de ajuste.
Tal vez pienses que el gobierno está haciendo lo que hay que hacer,
y todo es culpa de la pesada herencia. No comparto. Pero así como
evalúo esa posibilidad, te pido que por un momento te permitas
pensar otra alternativa. ¿Y si realmente es un gobierno de ricos
para ricos? ¿Y si estos tipos que tienen cuentas offshore para
evadir impuestos y lavar dinero no están pensando en nosotros, en
vos, en mí, en nuestros hijos, en nuestros nietos, en el Pueblo? ¿Y
si cuando dicen que todos tenemos que ceder algo solamente están
pensando en quitarnos derechos a nosotros, nunca a ellos? ¿Y si
cada aumento del gas, de la luz, del agua, del transporte público,
de la nafta, de los alimentos, a ellos no les cambia nada pero a vos
te revienta el bolsillo y te complica la vida? ¿Y si cuando hablan
de reforma laboral están planteando un cambio para favorecer a los
poderosos y perjudicar a los trabajadores? ¿Y si cuando hablan de
reforma jubilatoria están pensando en recortes, en ahorrar plata
para gastarla en otra cosa? ¿Y si cuando hablan de empleados que
sobran en el estado están pensando en recortes, ajuste, para poder
beneficiar con esa plata a las mineras, a los pools sojeros, a sus
amigos, familiares y a sus propias empresas? ¿Y si cuando aumentan
de manera sideral la deuda externa no lo hacen pensando en lo mejor
para el país sino en poder seguir haciendo sus negocios a costa del
futuro de nuestros hijos, nietos y bisnietos? ¿Y si cuando
persiguen, a veces con razón, a políticos, empresarios, jueces,
periodistas, sindicalistas, lo hacen para poder presionarlos y
conseguir lo que quieren, o distraernos para avanzar en otros temas,
sin importarle la verdad ni el bien? ¿Y si cuando hablan de volver
al mundo en realidad se refieren a cumplir órdenes del FMI otra vez,
que bien sabemos cómo termina y a dónde nos lleva? Y así podría
seguir con más y más preguntas que nos permitan pensar juntos, en
voz alta, compartir perplejidades, abrir la mente, dejar de lado
prejuicios, ser críticos, no fanatizarnos, no cerrarnos, y buscar lo
mejor para todos.
Estoy convencido que hay
que salir a encontrarnos, escucharnos, dialogar. Tender puentes. Con respeto. Con
buenas intenciones. No siempre se puede, pero hay que intentarlo.
Entre nosotros. Más allá de banderías políticas, que son valiosas
pero no son las únicas banderas. Trabajar sobre lo que nos une, y
debatir lo que no. Hay muy buena gente que no piensa como yo. Hay
gente despreciable que comparte algunas de mis posturas. Hay gente
buena que se equivoca. Hay gente mala que acierta. Y no soy yo quién
decide la bondad o maldad de las personas, sino que es un planteo
gráfico y simplista. Todos hacemos cosas mejores y peores. Todos
podemos equivocarnos. Todos podemos arrepentirnos.
Por eso tenemos que
juntarnos, encontrarnos, unirnos. Unidos podemos más, pero sabiendo
que no todo es lo mismo.
Intententemos saltar la
grieta... Y vamos viendo.
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