Cinco muertos.
Otros tantos internados. Pasó Time Warp, la Fiesta Electrónica
de Costa Salguero, y se instaló en los medios durante una semana con más fuerza
que los Panamá Papers y la Ruta
del Dinero K. Y nos cansamos de escuchar sobre Éxtasis y Superman, y saturamos
con interminables debates sobre el rol de la música y la legislación vigente.
Muchos
comunicadores, ingenuamente o con mala intención, intentaron centrar el debate
en “la droga” y los adolescentes/jóvenes. Tengo presente el texto de Alfredo
Leuco donde afirma que la droga mata a los jóvenes, los esclaviza, les
quema la cabeza… Sobre estas apreciaciones, cuatro comentarios:
- Hay que cuestionar ese concepto de droga. El mate, el
café, el alcohol, el tabaco, los medicamentos también son drogas y muchas veces
no son considerados al expresarse de esa manera. De hecho, Leuco titula su
artículo diciendo que “no hay droga buena” cuando suele cerrar el programa que
tiene en TN tomando un fernet con su hijo. La droga mata, la droga cura o
ninguna de las dos cosas. Hay drogas legales e ilegales, lo que incluso ha ido cambiando con el tiempo
- Es un error hacer de la sustancia el sujeto de la
situación. Se demoniza a “la droga” y se le da una entidad casi mágica, un
poder, que en sí no tiene. Esto coloca al sujeto en un lugar pasivo y casi
irresponsable ante lo que sucede. Y obtura las preguntas, por ejemplo: ¿por qué alguien, un sujeto, consume una sustancia?.
-
Pareciera que busca prevenir a través del miedo,
implantando el temor. Si bien no hay que descartar la prevención específica, y
tener información suele ser mejor que no tenerla, el éxito de esta estrategia es
discutible. ¿Cuánta gente fuma tabaco pese a saber que puede causar cáncer de
pulmón?. Y algo más: si decimos “la droga mata” y el consumidor conoce gente
que se droga y no se muere, pierde fuerza nuestro mensaje. Y si mentimos o
exageramos en este apartado, ¿por qué creernos en otras cosas que digamos?
-
Por último, pareciera que solo consumen sustancias
psicoactivas los adolescentes y jóvenes. Esa es la percepción social generada,
¿reproducida?, instalada desde los medios. Pero sabemos que en Costa Salguero
había personas de 50 años, tanto como que hay padres que se fuman un porro con
sus hijos, o muchos adultos que consumen psicofármacos (con o sin prescripción
médica).
Cuando
irrumpen estos temas en la opinión pública, sea por la razón que fuese, me
gusta escuchar qué tienen para decir los pibes. Siempre recuerdo ese fragmento
del documental “Bowling
for Columbine”, cuando Michael Moore va a entrevistar a Marilyn Manson, a
quien se lo consideraba responsable de la masacre porque los alumnos que dispararon
escuchaban su música. Se dio el siguiente diálogo:
Michael
Moore: "Si pudieras hablar directamente con los chicos del
Columbine o de esa comunidad… ¿Qué les dirías si estuvieran aquí?"
Marilyn
Manson: "No les diría una sola palabra, escucharía lo que ellos
tiene que decir, que eso es lo que no ha hecho nadie"
Los
pibes están muy enojados con lo sucedido y el tratamiento mediático. Un número
significativo considera que es total responsabilidad de los que murieron ya que
sabían los riesgos de lo que hacían. Otros dicen que hay mucho caretaje, ya que
esto no es nuevo y recién aparece como tema que le preocupa al mundo adulto. Y
algunos se indignan porque solo se habla de estas muertes y estas drogas, cuando
es un problema diario con el que ellos conviven en el barrio, en la plaza, en la esquina, en
la escuela. Y más allá de poder poner en cuestión estas miradas, tenemos que
asumir que son sus miradas. La vida se recibe como viene, y a partir de ahí
tenemos que trabajar.
Por
eso es importante hacer algunas aclaraciones. En vez de hablar de “drogas” o
“adicciones”, sería bueno que hagamos referencia al “consumo problemático de
sustancias”. Hay uso, abuso y dependencia (siendo la adicción solo este tercer
momento), pudiendo convertirse en consumo problemático en cualquiera de los
tres casos (tomar dos vasos de vino y salir a manejar puede ser un uso
problemático de sustancias). Porque el consumo es problemático cuando se ve
afectada al menos un área vital de la persona como puede ser su trabajo, su vida
social, su pareja, la escuela, la familia, sus amigos o su relación con la
comunidad en general. Y eso es lo que nos tiene que preocupar: cuando el consumo se convierte, o se puede convertir, en problemático.
Estamos ante un fenómeno multicausal
y pluridimensional, tanto en su conformación como en sus manifestaciones. Este entramado obliga a hacer lecturas complejas y pensar la prevención
desde estrategias de abordajes integrales, creativos y particulares a cada
situación. Hablar de “delincuentes” o “criminales”, o de
“enfermos”, o de “víctimas del sistema social”, es simplificar y responde a
modelos perimidos.
Hoy se
promueve un Modelo Multidimensional de abordaje que considera el consumo como
un proceso en el que interjuegan la sustancia (elemento material), los procesos
individuales del sujeto (su posición en relación con la sustancia) y la
organización social en que se produce el vínculo de los dos elementos
anteriores, incluyendo las dimensiones política y cultural. Se analizan los
factores de riesgo y de protección como condicionantes que pueden, aunque no
necesariamente, incidir en el consumo. La prevención no es una “lucha contra”,
ni un “sacarlos de la calle, de la esquina”, sino que se buscan promover
espacios creativos, generar oportunidades de proyectarse, de soñar. Se lo
plantea por la afirmativa.
Vivimos
en una sociedad consumista que nos impone el consumo como solución a todo. ¿Te
sentís vacío?. Comprate ropa. ¿Estás aburrido?. Usá el celular o la PlayStation. ¿Te
sentís sin fuerzas? Tomá Yogurísimo. ¿Estás deprimido o no podés dormir?.
Tomate esta pastillita. El Mercado siempre nos ofrece algo para consumir y que
tape nuestra angustia, algo que parezca resolver nuestro conflicto. Nos generan
insatisfacción para consumir, y alguien siempre gana. Por eso detrás de Costa
Salguero, pero también detrás del narcotráfico en general, o del consumo de
paco, o de lo que sea, hay intereses políticos y económicos, hay personas que
se ven beneficiadas, que siempre ganan y nunca pierden.
Antes,
drogarse estaba asociado con aquellos que se rebelaban contra el sistema (o al
menos uno de tantos sectores anti-sistema), más allá de nuestro juicio moral.
Hoy, ser un consumidor de sustancias parece ser una necesidad para adaptarse al
sistema o, al menos, es una de las tantas maneras de ser funcional al sistema.
Frente
a esto, o en medio de todo esto, necesitamos volver a pensar y repensar en
políticas de cuidado: cuidarme, cuidar
al otro, cuidarnos entre todos.
Y en este
marco, en clave de seguir pensando juntos, de seguir compartiendo
perplejidades, les comparto otro texto que escribí sobre el tema: “Prevención
del Consumo Problemático de Sustancias en la Escuela Secundaria”.
1 comentario:
Algunas ideas para pensar desde lo legislativo:
Un punteo sobre el proyecto de Ley de Adicciones
http://javiergiangreco.blogspot.com.ar/2012/10/un-punteo-sobre-el-proyecto-de-ley-de.html
Sobre las Adicciones
http://javiergiangreco.blogspot.com.ar/2012/10/sobre-las-adicciones.html
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