viernes, 30 de marzo de 2018

ABORTO: aportes para el DEBATE...

Siempre estoy a favor del debate maduro y respetuoso, del intercambio de ideas en un marco democrático y plural. El problema es cuando la cancha está inclinada. Si el Poder Político, Económico y Mediático, local y mundial, juegan para un equipo... ¿es posible un verdadero, leal y fructífero debate?. 
Se dice que los que están a favor de la legalización del aborto hablan desde la política y la salud pública, mientras que los que argumentamos en contra lo hacemos desde la metafísica, la moral individual o las creencias religiosas personales. Eso es marcar la cancha y mentir. Todos los que están a favor de la legalización tienen posicionamiento metafísico (¿por qué defienden la vida de la mujer ya nacida?), moral (¿por qué está mal que mueran mujeres?) y responden a sus creencias (religiosas o antirreligiosas, que también las hay). Mientras que, defender el derecho a la vida de los seres humanos por nacer es, también, un tema de política y salud pública.
En este posteo les dejo varios artículos personales sobre el tema. Pasen, vean, lean críticamente, con actitud de apertura, y sigamos dialogando.

Aborto: ¿es posible el debate?

Frente a la Ley de Aborto, decimos...

El Nuevo Debate: Aborto, ¿Drama o Derecho?

Ley de Protección Integral de los Derechos de las Mujeres Embarazadas

¿Qué se está debatiendo con la legalización del aborto?

¿Qué hacer frente al drama del Aborto?

#Aborto: preguntas...


El aborto: preguntas para compartir en voz alta...

Aborto: análisis del proyecto de la Campaña

Aborto: compilado de enlaces

Aborto: compilado de textos

Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina y el Aborto

Nacionales y Populares por la Vida 

Aborto Legal: contando porotos... (estado de situación frente a la votación)


domingo, 25 de marzo de 2018

Aborto: ¿es posible el debate?

Argentina está en vísperas de un debate que, me animo a predecir, nos tendrá en vilo durante un par de meses (y eso, precisamente, parece buscar el gobierno al impulsarlo para, de esa manera, tapar la mala situación socio-económica, a la vez que obstaculiza la incipiente unidad del campo popular). Apenas finalizado el fin de semana largo, Semana Santa y Malvinas mediante, nos internaremos en dos meses de exposiciones de casi mil especialistas y militantes en la Casa de la Democracia. Pero, entre tanto preparativo, me asalta una pregunta: ¿es posible el debate?.
Debatir es un acto de comunicación que implica la exposición de ideas y argumentaciones diversas que entran en diálogo. Para que ese diálogo sea realmente un diálogo, todes debemos estar abiertos a repensar nuestros posicionamientos, nuestras posturas. El marco debiera ser un encuentro de apertura, donde yo legitime al otro en tanto otro, donde esté dispuesto a la escucha sincera. Eso no significa que sí o sí deba modificar lo que pienso, pero tampoco la tesis contraria: mantener mi postura a como de lugar por el sólo hecho de ingresar en una disputa donde quiero estar del lado ganador.
Estoy convencido que existe la posibilidad de reformular mi postura a partir del debate. Lo creo y lo he vivido. Pero se necesita una actitud fundante de apertura. Sin embargo, digamos todo, eso no implica renunciar a las creencias personales ni los posicionamientos ideológicos. Es más, es propio de la dimensión agonal de la política poder debatir desde una postura y poder dar razones de ella, y debemos promover y celebrar que se den estas situaciones.
El Dr. Lino Barañao, Ministro de Ciencia y Tecnología durante gobiernos tan distintos en estos últimos años, concluye su artículo a favor de la despenalización del aborto diciendo lo siguiente: “soy consciente de que estos argumentos no cambiarán la opinión de quienes ya tienen una posición tomada. Esto se debe al fenómeno de cognición cultural descripto por Dan Kahan, del Departamento de Leyes de la Universidad de Yale. Según este autor, en temas controversiales, los individuos suscriben o no a una aseveración de acuerdo con lo que consideren que los acerca o los aleja de la pertenencia al grupo con el cual comparten valores. En otras palabras, generalmente nos interesa más la pertenencia al grupo que el valor de verdad de aquello que pensamos. Por eso, es tan difícil llegar a consensos en temas tan complejos desde el punto de vista conceptual y tan ligados a las creencias religiosas o a la cosmovisión de cada grupo como es el tema del aborto”. Días después, en el mismo diario, le respondieron: “Finalmente quisiera reflexionar sobre el recurso a la muy interesante investigación de Dan Kahan (de Yale), sobre cognición cultural, que explica que un individuo no cambiará su opinión aun cuando se le presente evidencia en contra, por el hecho de preferir (inconscientemente) permanecer dentro de su grupo de pertenencia. Barañao utiliza esta investigación para sugerir que cualquier individuo religioso, aunque se le explique lo que él explicó en su artículo (sin demasiada definición), no cambiará su punto de vista simplemente porque quiere continuar perteneciendo a su grupo ideológico. Lo que Barañao no dice es que el mismo argumento puede ser utilizado para explicar por qué quienes aceptan el aborto no cambian su opinión aun cuando se les presente evidencia en contra exactamente por la misma razón de pertenencia (quizás el ministro caiga dentro de este grupo)”.
Personalmente, y en un artículo escrito hace siete años, compartía mi cambio de posicionamiento en varios temas menos el aborto. Es más, con mi grupo de pertenencia ideológico, político, tengo muchísimas coincidencias en casi todos los otros temas y no así en este puntual. Eso me permite, me habilita, y hasta me lo impongo, a escuchar con atención y apertura todos los argumentos. Me sucede compartir premisas y disentir en conclusiones tanto como disentir en premisas y acordar en conclusiones. Y todas las variables que se imaginen.
¿Es posible el debate?. ¿Estamos dispuestos a escuchar al otro, a encontrarnos, a dialogar, a ponernos en el lugar del otro?. ¿Estamos dispuestos, también, a escuchar a aquellas personas que no acceden a hacer oír su voz y ponernos en su lugar?. Reconocer el valor de la palabra de mi interlocutor no implica dejar de defender, argumentar y militar mis convicciones. Y recién ahí, con esa actitud fundante, podemos empezar a preguntarnos (y respondernos): ¿Qué es la vida? ¿Y la vida humana? ¿Cuándo comienza? ¿Toda vida humana vale? ¿Desde cuándo una vida humana tiene derechos? ¿Hay derechos que se pueden priorizar por sobre otros? ¿Qué hacemos frente a algo que sucede de hecho? ¿Hay intereses espurios detrás de algunas posturas, tanto a favor como en contra? ¿Qué es lo mejor para todes, especialmente para los más vulnerables? ¿Cuál es el criterio para tomar decisiones? ¿Qué hacer frente a la libertad y la conciencia? Y tantos otros temas que son definiciones políticas, discusiones filosóficas, atravesadas por saberes científicos, posicionamientos religiosos (sean creyentes institucionalizados o no, agnósticos o ateos), pertenencias ideológicas, y experiencias de vida.
Es fundamental dejar de lado definiciones simplistas. En primer lugar, no hay dos bandos. Hay muchas posiciones con diferentes puntos de vista. Hay mujeres y varones, de derecha y de izquierda, creyentes o no, a favor y en contra de legalizar el aborto. A lo sumo, y en última instancia, habrá quienes se inclinen más por una determinada modificación al marco normativo y otros que no. Pero no podemos perder de vista la complejidad de posturas. Y, principalmente, dejar de lado la violenta soberbia de no poner nunca en duda que hay una verdad y está de nuestro lado.
Escuché decir que “los derechos no se debaten” (a favor de la legalización) y que “la vida no se debate” (en contra de la legalización). En ambos casos estamos defendiendo el derecho a la vida, sólo que previamente hay que debatir qué es un derecho, qué es una vida, y qué vidas son sujetos de derechos. Ya sé que algunos sostienen que hay un derecho natural objetivo, y más aún dicen conocerlo, mientras hay otros que no están para nada de acuerdo. Entonces, ¿qué hacemos cuándo no hay acuerdo?. ¿Todo se decide por simple mayoría?. Si hablamos de leyes, sí. No hay otra. Es tiempo de persuadir, o ser convencido. Y cada voto vale. Haber votado a determinado representante y cada voto de aquel que ha sido elegido. Es la política, hermane. ¡Bienvenides al debate!.

viernes, 16 de marzo de 2018

"Con los pobres abrazamos la vida" - Curas Villeros


16 de marzo de 2018
1. El Poder Ejecutivo ha propuesto el debate acerca de la despenalización del aborto. Este tema no estaba en su plataforma electoral. El Ejecutivo anterior no solo no propició este debate, sino que incluyó a las mujeres embarazadas en la Asignación Universal por hijo. Eso es un gesto concreto de una política pública a favor de la vida.
2. Nuestra opción es por “la vida como viene”, sin grises. Especialmente la vida amenazada en cualquiera de sus formas.  Por eso hemos hablado a favor de los inmigrantes, de la lucha por la justicia, de que nadie a raíz de la desnutrición, tenga su futuro hipotecado,  que nadie muera por enfermedades que podrían curarse, como por ejemplo la tuberculosis. Por eso estamos en contra del gatillo fácil. Por eso hemos apoyado las manifestaciones de ‘Ni una menos’ contra los femicidios.  Y a esta opción, la confirmamos con acciones comunitarias concretas, que realizamos  en nuestros barrios para que  se viva bien, se viva con dignidad. 
3. Como curas y religiosas desde la villa y barrios populares,  nuestra experiencia de vecinos, fruto de una consagración, es la de haber aprendido de los villeros a amar y cuidar la vida. La cultura popular de estos barrios nos ha mostrado una manera real de optar por la vida. Muchas veces donde el Estado no llega, donde la sociedad mira para otro lado, la mujer sola o atravesada por la marginalidad encuentra en las redes de amor que se generan en nuestros barrios su ayuda y su esperanza, para ella y sus hijos.
4. En esta línea hay muchos ejemplos de mujeres que saben cuidar a los niños como si fueran sus propios hijos. Creemos que debería ser más sencillo  el camino para adoptar un niño. Somos testigos de que muchos matrimonios de la villa fueron marginados de la posibilidad de adopción porque no tenían por ejemplo  título de su vivienda.
5. Algunos planteos de otros sectores sociales -creemos que este es uno de ellos- toman a los pobres como justificativo para sus argumentos. Se habla de la tasa de mortalidad por aborto de las mujeres de los barrios más pobres. Lo primero que hay que hacer en nuestros barrios es luchar contra la pobreza con firme determinación y en esto el Estado tiene las mejores herramientas. Con casi un 30% de pobres –detrás de los cuales hay rostros e historias- hay discusiones que debieran priorizarse.
6. Muchas veces miramos a los países poderosos y “desarrollados” de nuestro mundo. En muchos de ellos está legislado el aborto. Y en muchos casos se descarta así a los niños que van a nacer con Síndrome de Down.  ¡Cuánto nos enseñan estos niños a los que tenemos atrofiada la capacidad de amar! La lógica de los poderosos, de los fuertes, que deciden sobre los que menos posibilidades tienen, es la lógica dominante. Y esto también, de alguna manera, se traslada al tema de la niña o niño por nacer.
7. A lo largo de cincuenta años este equipo de sacerdotes de las villas, que se fue ramificando en otros lugares como la provincia de Buenos Aires, ha sido testigo de muchas propuestas de muerte. Han muerto catequistas, religiosos y sacerdotes por la Dictadura. Por el tráfico de armas y de drogas continúan las muertes de adolescentes y jóvenes. No necesitamos agregar más muertes. Nuestros barrios necesitan propuestas de vida digna. Y una sociedad que proteja al más débil.
Que la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, nos enseñe a cuidar de nuestra Patria, comenzando por los más frágiles.


P. José María Di Paola: villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita. Diócesis de San Martín.
Mons. Gustavo Carrara. Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Vicario para la pastoral en Villas de CABA
P. Juan Isasmendi, P. Eduardo Casabal, P. Ignacio Bagattini: Villa 1-11-14. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Lorenzo de Vedia, P. Carlos Olivero, P. Gastón Colombres, Villa 21-24 y Zavaleta. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Guillermo Torre, P. José Luis Lozzia, P. Marco Espínola: Villa 31. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Domingo Rehin: Villa Lanzone, Villa Costa Esperanza. Diócesis de San Martín.
Mons.  Jorge García Cuerva, Obispo auxiliar de la  Diócesis Lomas de Zamora.
P. Basilicio Britez: Villa Palito. Diócesis de San Justo.
P. Nicolás Angellotti: Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. Diócesis de San Justo.
P. Sebastián Sury, P. Damián Reynoso: Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Rodrigo Valdez: Villa Playon de Chacarita. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Martín Carroza y P. Sebastián Risso. Villa Cildañez. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Pedro Baya Casal, P. Adrián Bennardis: Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Joaquin Giangreco: Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno.
P. Nibaldo Leal: Villa Hidalgo. Diócesis de San Martin.
Carlos Morena, Mario Romanín, Alejandro León, Juan Carlos Romanín: Salesianos. Don Bosco. Cecilia Lee, misionera franciscana, Bea GmiItrowicz, misionera franciscana. Villa Itatí.
P. Antonio Mario Ghisaura: Villa Tranquila. Diócesis Avellaneda- Lanús.
P. Alejandro Seijo: Villa Rodrigo Bueno. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Andres Tocalini: Villa los Piletones. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Dante Delia: Barrio la Loma de Roca. Diócesis de San Isidro..
P. Franco Punturo: Villa 20. Arquidiócesis de Buenos Aires.
P. Omar Mazza: Villa Inta. Arquidiócesis de Buenos Aires.+



"Toda vida es sagrada, hagamos avanzar la cultura de la vida como respuesta a la lógica del descarte y a la caída demográfica. El crecimiento demográfico es plenamente compatible con el desarrollo integral y solidario".

"Respetuosos de la vida" - Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina



"Optamos por la vida" - Asamblea Diocesana de Añatuya







"Aborto (compilado)" - Javier E. Giangreco

viernes, 9 de marzo de 2018

Aborto: análisis del proyecto de la Campaña

Si se aprobara el proyecto de ley que impulsa la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y que cuenta con la firma de 72 diputades nacionales, toda mujer a partir de los 13 años podría acceder libremente y de manera gratuita a un aborto de manera irrestricta. ¿Sabrá eso toda persona que usa pañuelo verde? ¿Lo tienen presente aquellos legisladores que adelantaron su voto afirmativo?. Nótese que no estoy diciendo si está bien o mal sino, simplemente, explicitando de qué trata el proyecto en discusión. Información para decidir, digamos.
De ahí en más, la mayoría de los argumentos cae por su propio peso. Es que de aquellos inicios donde parecía reivindicarse una desigualdad social y de género a esta propuesta normativa hay un abismo. Hoy queda solamente una argumentación en pie, totalmente válida, aunque obviamente discutible: el derecho de la mujer a la autodeterminación sobre su propio cuerpo. Y reitero que no estoy juzgando, todavía, el argumento sino simplemente exponiéndolo. Ese tema es lo que está en debate. Para los que impulsan este proyecto ese es el único eje de discusión. No hace falta argumentar otra cosa. Los demás temas que dan vueltas son desviaciones más o menos sensibleras. Este es el nudo del proyecto. Es decir, si hay un derecho de la mujer a decidir libremente sobre su propio cuerpo no hace falta hablar de muertes, de pobres, de desigualdad social ni nada. Seamos claros en este punto. ¿Aborto legal para no morir?. No, aborto legal porque es un “derecho humano a la salud” que tiene toda mujer, tal como explicita el artículo 1 del proyecto en cuestión.
Ese primer artículo del proyecto establece un plazo de 14 semanas para la interrupción voluntaria del embarazo. ¿Por qué 14?. Según se puede leer en los fundamentos del proyecto es un número totalmente arbitrario: “En su artículo 1 al colocar el plazo de la catorceava semana este proyecto no pretende definir el comienzo de una vida ni justificar moralmente las interrupciones del embarazo. Delimita legalmente un área protectora de los bienes jurídicos en cuestión, dentro de plazos razonables para una gestación que no fue planificada y/o deseada. El proyecto de ley trata puntualmente lo que es científicamente un proceso continuo pero no sanciona moralmente la cuestión”. Es decir, ¿podría ser hasta las 12 semanas como en Alemania, Francia o Uruguay?. ¿O podría ser hasta la semana 10 como en Portugal?.
Sin embargo, carece de sentido discutir la cantidad de semanas luego de leer el artículo 3°. Allí podemos leer que “más allá del plazo establecido, toda mujer tiene derecho a interrumpir su embarazo en los siguientes casos...”, para exponer en el inciso 2° lo siguiente: “Si estuviera en riesgo la vida o la salud física, psíquica o social de la mujer, considerada en los términos de salud integral como derecho humano”. Todo embarazo pone en riesgo la salud física, psíquica o social. Todo lo que hacemos en la vida pone en riesgo nuestra salud (¡el aborto también!). Es tan amplio y vago lo que allí dice que abre la puerta al aborto irrestricto a simple petición, algo que se corrobora con lo que se explicita en otros artículos. Y, en la práctica, esto casi que ya está sucediendo. ¿Qué sentido tiene el inciso 1° que habla de los casos de violación o el 3° que se refiere a malformaciones fetales?. ¿No estarían ambos incisos subsumidos en el 2° y la afectación de la salud integral de la mujer gestante?. ¿Qué sentido tiene poner plazos en el artículo 1° si después se habilita más allá de esos mismos plazos?. ¿En qué situación no estaría legalizado el aborto?. Insisto: independientemente de estar a favor o en contra del proyecto, lo primero es conocer todas las implicancias del texto normativo que se propone. Información para decidir libremente si apoyarlo o no.
Si bien el proyecto explicita el concepto de salud integral, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, no hace lo mismo con el concepto de aborto. La OMS define el aborto como la interrupción del embarazo cuando el feto todavía no es viable fuera del vientre materno, lo que se establece hoy a las 22 semanas o cuando supere los 500 gramos de peso. Además, hay cierto consenso médico que detalla riesgos para la mujer gestante en un aborto practicado más allá de la semana 20. ¿Por qué el proyecto no dice nada al respecto?. Frente al slogan tan utilizado de “las mujeres no somos una incubadora” (¡obvio que no lo son!), podemos pensar en la viabilidad extrauterina del feto a partir de las semana 22. Es decir, podría nacer vivo y continuar el desarrollo en una incubadora. ¿Por qué habilitar el aborto también en esos casos?. ¿Bajo qué argumento?. Es peligroso, y hasta sospechoso, el silencio del proyecto en este punto. Y si se le reconoce el derecho a vivir ese día, ¿qué cambia con el día anterior?. ¿Que no puede vivir por sus propios medios?. Sería peligroso arribar a una conclusión así, porque aplicaría a muchísimas personas ya nacidas.
Y, aunque se sancione este proyecto, y mal que nos pese, las mujeres pobres seguirían accediendo a una salud pública de baja calidad, en el mejor de los casos. Es decir, el proyecto no resuelve la desigualdad social. En Argentina 2 de cada 3 maternidades no cumplen con las CONE (condiciones obstétricas y neonatales esenciales); y sabemos bien quiénes son las mujeres que se atienden en las que no. Hoy por hoy, una mujer pobre (si es adolescente más aún) no suele hacerse controles de embarazo en un centro de salud ni siquiera cuando (como sucede en la gran mayoría de los casos) decide tener a su hija o hijo. Sí es cierto que, como también sucede hoy en día, aquel varón adulto de buena posición económica podrá hacer “desaparecer” ese “desliz” cometido al abusar de una adolescente pobre obligándola, muy posiblemente contra su voluntad, a abortar de manera segura. Según varias investigaciones la coerción es una de las principales razones para abortar. ¿Acaso eso terminará justificando el feminismo?. No creo... Espero que no.
Hay muchas personas de buena voluntad, reitero que muchas, que militan a favor de la legalización del aborto. Conozco a muchas de ellas. Y lo hacen con la mejor de las intenciones. Están a favor de la vida, de los derechos humanos, y se suelen poner del lado de los más vulnerables. Celebro que lo hagan desde ese posicionamiento. No las juzgo, no las considero asesinas ni cómplices, ni tantas otras cosas terribles que les dicen algunos “fanáticos pro-vida”. Pero sí las invito a repensar si lo que ellas buscan es realmente lo que este proyecto propone.
Para ir cerrando, dejo explicitado que estoy totalmente en contra de la criminalización de la mujer que, lamentablemente, recurre a un aborto. Jamás le diría asesina ni que cometió un “homicidio pre-natal agravado por el vínculo” como tristemente expresan algunos. Considero que el aborto es equiparable al infanticidio: una mujer que no termina de tomar conciencia del acto que está cometiendo y, por eso, necesita ser acompañada más que juzgada. Como necesitaba ser acompañada desde antes de hacerlo. También creo que el aborto clandestino de las mujeres pobres es un problema de salud pública que no se resuelve con el Código Penal. Creo que la existencia de mujeres pobres es un hecho de injusticia social, más allá de aborto o no aborto. Estoy convencido que necesitamos avanzar en todo lo referente a la Educación Sexual Integral. Estoy a favor de la maternidad/paternidad responsable que incluye el acceso la salud reproductiva, a métodos anticonceptivos. Quiero mujeres, personas, que puedan decidir libremente y a conciencia sobre su vida sin sentirse juzgadas. Estoy totalmente en contra del machismo y el patriarcado, y promuevo un cambio cultural en ese sentido. Y si estuviese convencido de que en el vientre materno no hay una vida humana por nacer que tiene derecho a la vida estaría militando la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Pero no estoy convencido de eso por lo que, fiel a mis principios, convicciones y posicionamientos es que me opongo a la legalización del aborto en general y a este proyecto en particular. Porque estoy a favor de la vida y de todas las vidas, siempre. Antes de nacer y también después. Porque la muerte se presenta en los femicidios, en los casos de gatillo fácil, en el hambre... Y, desde mi punto de vista, también en el aborto.