No, no es una novela nueva; solo le
cambié el título. Sí, otra vez. Pero no es solamente eso… Ingresé en otro
proceso de reescritura. Les comparto.
Esta obra nació como novela hace,
más menos, 15 años. Pero es hija y deudora de textos previos de géneros
diversos (epistolar, diario personal y hasta musical).
A lo largo de estos años fue
teniendo distintos títulos (este es el sexto), diferentes enfoques, objetivos,
registros, estilos literarios, proyectos... que, a su manera, quedaron
sedimentados en capas que eran todavía identificables.
En septiembre de 2018 me propuse
retomar la escritura de esta obra luego de una pausa, un descanso, ¿un
abandono?, de varios años. La muerte del amor de mi vida lo cambió todo y la escritura
me ayudó a transitar, reorientar, el duelo.
Tiempo después me decidí y me
puse plazos que fui cumpliendo.
El 14/8 di por finalizada la
primera versión borrador.
El 15/8 la envié a 7 lectores
cero para tener una primera devolución.
El 30/8 arribé a un texto
superador, y durante la primera semana de septiembre lo estuve compartiendo con
otra gente cercana.
El 8/9, finalmente, se lo envié a
una profesional para que realice un informe de lectura que me llegó este 23/9.
El 24/9 me decidí a tomar el
texto como un borrador y comenzar a trabajar nuevamente en la novela, pero desde
otro lugar.
Este recorrido, este camino, fue
muy enriquecedor y me fue transformando en múltiples sentidos. Me refiero a los
tantos años de escritura, especialmente los últimos dos, pero también a ir
recibiendo una retroalimentación con las y los lectores. Al principio me
enojaban algunos comentarios –al fin y al cabo estaban opinando sobre mi vida-
pero fui aprendiendo –más rápido de lo que hubiera pensado- a ser receptivo y
proponerme como objetivo mejorar la novela.
Es una hermosa experiencia saberte
leído por otras y otros que se emocionan con tus palabras, que ríen y lloran,
que se sienten identificados, interpelados, que empatizan con los personajes,
que se enojan, disfrutan… y que, a pedido mío, tienen la libertad de hacerte
devoluciones, planteos, preguntas, sugerencias. Me ayudó –y mucho-a mejorar el
texto.
Pero las 14 o 15 personas que
leyeron la novela son cercanas, conocen la historia y saben que es una obra autobiográfica.
En cambio, el informe de una desconocida generó un antes y un después. En gran
medida por sus aportes desde lo profesional pero también por su lectura desde otra
distancia.
Y acá estamos hoy, intentando
hacer literatura. El informe me ayudó a objetivar muchas cosas que yo mismo me
planteaba pero en las que me costaba tomar una –dolorosa- decisión. Se
explicitaron también algunas consideraciones ya realizadas por lectores cero. Y
algunos análisis puntuales me terminaron por definir para hacer un cambio más
de fondo.
La historia sigue siendo la
misma; es el corazón de la novela. Pero ahora me senté a repensar la estructura
narrativa y todo lo que eso implica. Escribir de cero el comienzo. Reescribir
el final. Quizás reorganizar alguna fecha. Y “podar la hojarasca”, en palabras
de un amigo (eliminar ensayos, poemas, canciones, descripciones que dispersan,
etc.). Solo eso llevó a que las más de 45 mil palabras se conviertan, de un
plumazo, en 27 mil. Y las 242 páginas bajaron a 149.
Pero no alcanza. También me
propuse trabajar más en los personajes. Depurar los que son innecesarios en la
historia aunque hayan sido importantes para el autor (para mí, ja). Profundizar
en las fichas, principalmente con su personalidad, su carácter, trabajando
algunas incoherencias (¿reales o producto de la deformación de la memoria?).
Cambiar casi todos los nombres para alejarlos más de la “history” y llevarlos
con libertad a la “story”. No hacer un relato científico, exacto, sino escribir
una narrativa mítica.
Es un lindo desafío que saboreo
poder encarar. Y seguramente tiene que ver con un proceso personal (bio-psico-socio-espiritual)
por el que ando rumbeando.
¿Vale la pena? Sí. Vale la pena.
P.D.: Al que quiera leer la última versión del “Diario de Alguien que Espera”, con toda su fidelidad a lo autobiográfico, me lo puede pedir (comentando acá o por privado). Lo tengo en pdf para leer en digital...
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