jueves, 16 de noviembre de 2017

Intentando saltar la grieta

Me siento peronista, aunque no sé si lo soy. Nací en el 80. Nunca fui menemista. Pero sí me identifico con el kirchnerismo. Voté a Néstor en 2003 y a Cristina en 2011. Voté a Filmus y Mariano Recalde varias veces en la Ciudad en los últimos 6 años. En realidad me gusta definirme como un militante del campo nacional y popular que busca, intenta construir, el bien común. Y lo explicito porque me gusta ser trasparente y valoro la honestidad intelectual. Hablo desde lo que soy, que incluye lo que fui, lo que seré, lo que estoy siendo...
No soy quién para juzgar el voto de nadie y por eso no lo voy a hacer. Eso no significa que me de lo mismo cualquier resultado. Mi posicionamiento, mi mirada, mis valores, mis principios, mis ideas, mis sueños, me llevan a preferir algunos candidatos y rechazar otros. Pero las elecciones ya pasaron y, si bien las decisiones individuales tienen impactos colectivos, cada quién se hará cargo de lo que hizo o dejó de hacer. Todos podemos equivocarnos. Todos podemos arrepentirnos. De un lado, del otro, del otro otro...
Pero todos estamos en el mismo barco y el timonel lo tiene quien lo tiene, sin importar cómo llegó o quién lo puso en ese lugar. Es cierto que algunos pocos viajan en primera y tienen acceso a los botes salvavidas, pero la mayoría corremos la misma suerte, aunque claro está que no de la misma manera. Podemos discutir quién da las órdenes realmente, si nos gustan más las formas de unos o de otros, inclusive sobre la moralidad de la tripulación. No descarto dar esos debates, pero en la urgencia, lo que no deja ser importante, es clave intentar sobrevivir a lo que se viene. Y juntos podemos más...
Quizás prefieras hablar de sinceramiento en vez de tarifazo, o de reformas en vez de ajuste. Tal vez pienses que el gobierno está haciendo lo que hay que hacer, y todo es culpa de la pesada herencia. No comparto. Pero así como evalúo esa posibilidad, te pido que por un momento te permitas pensar otra alternativa. ¿Y si realmente es un gobierno de ricos para ricos? ¿Y si estos tipos que tienen cuentas offshore para evadir impuestos y lavar dinero no están pensando en nosotros, en vos, en mí, en nuestros hijos, en nuestros nietos, en el Pueblo? ¿Y si cuando dicen que todos tenemos que ceder algo solamente están pensando en quitarnos derechos a nosotros, nunca a ellos? ¿Y si cada aumento del gas, de la luz, del agua, del transporte público, de la nafta, de los alimentos, a ellos no les cambia nada pero a vos te revienta el bolsillo y te complica la vida? ¿Y si cuando hablan de reforma laboral están planteando un cambio para favorecer a los poderosos y perjudicar a los trabajadores? ¿Y si cuando hablan de reforma jubilatoria están pensando en recortes, en ahorrar plata para gastarla en otra cosa? ¿Y si cuando hablan de empleados que sobran en el estado están pensando en recortes, ajuste, para poder beneficiar con esa plata a las mineras, a los pools sojeros, a sus amigos, familiares y a sus propias empresas? ¿Y si cuando aumentan de manera sideral la deuda externa no lo hacen pensando en lo mejor para el país sino en poder seguir haciendo sus negocios a costa del futuro de nuestros hijos, nietos y bisnietos? ¿Y si cuando persiguen, a veces con razón, a políticos, empresarios, jueces, periodistas, sindicalistas, lo hacen para poder presionarlos y conseguir lo que quieren, o distraernos para avanzar en otros temas, sin importarle la verdad ni el bien? ¿Y si cuando hablan de volver al mundo en realidad se refieren a cumplir órdenes del FMI otra vez, que bien sabemos cómo termina y a dónde nos lleva? Y así podría seguir con más y más preguntas que nos permitan pensar juntos, en voz alta, compartir perplejidades, abrir la mente, dejar de lado prejuicios, ser críticos, no fanatizarnos, no cerrarnos, y buscar lo mejor para todos.
Estoy convencido que hay que salir a encontrarnos, escucharnos, dialogar. Tender puentes. Con respeto. Con buenas intenciones. No siempre se puede, pero hay que intentarlo. Entre nosotros. Más allá de banderías políticas, que son valiosas pero no son las únicas banderas. Trabajar sobre lo que nos une, y debatir lo que no. Hay muy buena gente que no piensa como yo. Hay gente despreciable que comparte algunas de mis posturas. Hay gente buena que se equivoca. Hay gente mala que acierta. Y no soy yo quién decide la bondad o maldad de las personas, sino que es un planteo gráfico y simplista. Todos hacemos cosas mejores y peores. Todos podemos equivocarnos. Todos podemos arrepentirnos.
Por eso tenemos que juntarnos, encontrarnos, unirnos. Unidos podemos más, pero sabiendo que no todo es lo mismo.
Intententemos saltar la grieta... Y vamos viendo.