jueves, 27 de mayo de 2010

Matrimonio Civil entre Personas del Mismo Sexo II

El matrimonio civil entre personas del mismo sexo está prohibido en nuestro país según se desprende del Código Civil, y es lo que se pretende modificar con el proyecto que se está debatiendo actualmente en la Cámara de Senadores.
En mi primer escrito sobre el tema hice un compilado de las afirmaciones realizadas por algunos especialistas en la temática. En esta segunda exposición pretendo ir al meollo de la cuestión y dejar para futuros artículos el análisis de los argumentos más utilizados, tanto a favor como en contra, incluyendo todos sus matices.

La discusión de fondo, según mi humilde entender, es filosófica.
Si una persona cree en Dios, y está convencida que Dios quiere que el matrimonio sea entre personas de sexo diferente, evidentemente esa persona se va a oponer al proyecto en cuestión. Este argumento es religioso, pero tiene una versión laica: la ley divina se refleja en la ley natural. No está de más aclarar que quien cree realmente esto, de corazón, hace bien al obrar en consecuencia y oponerse al proyecto. Estas personas están convencidas que Dios quiere lo mejor para todos, y no solamente para ellos, y por ello quieren que se vea reflejada esta posición en la ley civil. Es una discusión que va más allá de la separación entre Iglesia y Estado, y el matrimonio como sacramento. Es su convicción, su creencia, y tienen todo el derecho a expresarse, y solicitar que se represente su posicionamiento. Quienes acusan a este grupo, por decirlo de alguna manera, de querer imponer su postura para todos, jamás podrán evitar caer en lo mismo. Toda ley es una imposición para todos, sea porque prohíbe o porque permite.
Pero dejemos de lado toda referencia religiosa. Vayamos a la llamada ley natural. Según esta posición, habría un orden natural. No sólo eso, sino que ese orden natural es cognoscible por el ser humano, al parecer de forma evidente, con intérpretes autorizados, y contrariar esa ley natural implica un mal para la humanidad. Como vemos hay muchos supuestos, y vendrán muchos más que es preciso explicitar. Según esa ley u orden el matrimonio es una institución natural, y lo es solamente entre varón y mujer, entre dos personas de sexo diferente, una con uno, fielmente, para siempre, y con el fin de transmitir y cuida la vida. Esta exigencia de la naturaleza debe ser tutelada jurídicamente. Quien crea todo esto, el paquete completo, no puede aceptar jamás que se puedan casar personas del mismo sexo, ni siquiera civilmente. Y es coherente y lógico.
Por lo dicho en los párrafos precedentes es que sostengo que la discusión de fondo es filosófica. Si se demuestran todos los supuestos enunciados que se atribuyen a una ley natural no queda mucho margen para discutir. Ahora, si esa ley natural no existe, o no es cognoscible por el ser humano, o no es tan evidente, o se cuestionan los intérpretes autorizados, o contrariarla no implica un mal, o no incluye ninguno de los supuestos enumerados sobre el matrimonio, el debate se abre.
Los que se paran en la vereda de aquellos que piensan que la homosexualidad es un pecado y/o algo malo y/o una desviación y/o algo anormal y/o una patología y/o una enfermedad, siempre se van a oponer a un proyecto como éste. Yo, gracias a Dios, ya no camino por esa vereda…
Personalmente no creo en la existencia de esta supuesta ley natural tal como se la describe. Y a partir de esta decisión fundante hay que empezar a pensar, dialogar, escuchar, compartir, intercambiar, analizar, reflexionar, proponer, sugerir, debatir… A eso nos invito.

martes, 25 de mayo de 2010

Sueño del Bicentenario…

Hoy, 25 de Mayo de 2010, se cumplen 200 años de la Revolución de Mayo, de nuestro Primer Gobierno Patrio. En este Bicentenario la Argentina necesita, los argentinos necesitamos, volver a soñar juntos un Proyecto de País:
- Nacional, Popular, Humanista, Trascendente,
- priorizando la Integración Latinoamericana, de la Patria Grande,
- defendiendo la dignidad de todas las personas,
- con una clara y valiente opción preferencial por los más pobres, enmarcada en la justicia social y el destino universal de los bienes,
- con vivienda digna, trabajo decente, educación de calidad, salud integral para todas y todos, sin hambre,
- reivindicando la Política como Vocación de Poder, poder entendido como Servicio al Pueblo, para transformar la realidad buscando, construyendo, el Bien Común,
- con Memoria, Identidad, Esperanza,
- y poniendo en acción los Valores de la Verdad, la Libertad, la Justicia y el Amor.

Hay historias que parecen sueños,
y Sueños que pueden cambiar la Historia