lunes, 9 de junio de 2025

Mamerto Menapace

Mamerto Menapace es de las personas más importantes en mi vida. Y digo “es” porque sigue (y seguirá) siéndolo. También entiendo que es un comienzo fuerte para este texto, pero es realmente así. Soy quien soy, en una parte importante, gracias a él. Por eso es tanto lo que tengo para decir, lo que quiero escribir, y ya sé que me voy a quedar corto.

Lo vi por primera vez a mediados de los ´80, durante unas vacaciones familiares en San Clemente, hace 40 años. Yo todavía no había cumplido 6, por lo que la mayoría de mis recuerdos de aquel encuentro vienen de relatos de mis viejos. Pero tengo grabado a fuego en mi corazón que supe, desde aquella vez, confirmado una y cada vez que volví a verlo, escucharlo o leerlo, que Mamerto Menapace era un hombre de Dios.

De ahí en más, fui a verlo varias veces con mis viejos a charlas en colegios, parroquias y hasta teatros. Lo escuchaba en casets (sí, de audio). Lo leía en sus libros, muchísimo (creo tenerlos todos, y varios dedicados de puño y letra). Fui a verlo al Monasterio algunas veces, varias, y tuve charlas mano a mano que no olvidaré jamás. Y también tenía la costumbre de intercambiar mails; el primero hace más de 20 años y el último hace menos de dos semanas.

Bastante seguido me encuentro citándolo, o recomendando un texto suyo, y los que me conocen pueden dar fe de eso. Es que sus palabras me fueron formando desde pibe, y me acompañaron a medida que fui creciendo, especialmente en el momento más duro y difícil de mi vida. En algún momento, armé un archivo con citas… y se hizo tan extenso, que lo dejé inconcluso. Podría retomarlo. Mientras, les dejo algunos enlaces por el blog, por si gustan profundizar.

Para ir cerrando, una última compartida. Hace más de veinte años recibí el primer mail de Mamerto, respondiendo a unos textos que le había dejado. Allí me aconsejó que escribiera, que volcara para afuera, pero que hiciera como hace la oveja: ella saca lana para no intoxicarse, como una necesidad vital. Después hay un segundo momento en que uno esquila. Luego, ya viene el oficio: te hacés un poncho, un lindo tejido. “Ser escritor es un oficio, pero escribir de adentro es una vocación”, me dijo. Muchos años después, en 2018, volvió a decirme lo mismo. Y le hice caso. Hoy estoy publicando mi primera novela, y tengo el honor de que Mamerto me haya regalado el prólogo. Lo escribió en abril, y allí anticipaba que estaba preparándose para su primavera. Hace poco, a fines de mayo, me felicitó porque el libro estaba pronto a salir. Le respondí citando los agradecimientos que figuran en la obra, y que aquí les copio: “A Mamerto Menapace, porque sus palabras dieron título a esta obra, inspiraron algunas ideas y, además, porque me regaló el lujo de prologarla”. Y también le hice una promesa que ya no podré cumplir: entregarle mi libro en mano.

Estoy llegando al final de este texto, incompleto, y me quedo con gusto a poco; pero es lo que pude hoy, lo que me salió. Por eso, pese a todo lo que me hubiese gustado agregar, vaya este pequeño y humilde homenaje, para este gran hombre de Dios.

 

10 videos: 

https://www.instagram.com/p/CKwWcGGBQPcyKdf1IgzxLT9rH1-ol9sMC8QtXI0/

20 fotos en instagram:

https://www.instagram.com/p/DKshLNiR6ld3xP_uNw34drm4hUWMJSzMTglitk0/

Los Toldos 2021:

https://diariodealguienqueespera.blogspot.com/2021/02/aqui-estoy-senor-los-toldos-enero-2021.html

Sufrir pasa:

https://diariodealguienqueespera.blogspot.com/2021/02/sufrir-pasa.html

Amar y sufrir I:

https://diariodealguienqueespera.blogspot.com/2018/12/amar-y-sufrir-mamerto-menapace.html

Amar y sufrir II:

https://diariodealguienqueespera.blogspot.com/2018/10/el-que-se-arriesga-amar-se-compromete.html

Las exigencias del amor:

https://diariodealguienqueespera.blogspot.com/2019/09/las-exigencias-del-amor.html

Sabiendo que iba camino a su Cruz

https://diariodealguienqueespera.blogspot.com/2022/11/sabiendo-que-iba-camino-su-cruz.html

Cromañón:

https://javiergiangreco.blogspot.com/2024/12/cromanon.html


Anexo:

Una semblanza que escribí sobre Mamerto, y nunca llegó a publicarse…

 

Mamerto Menapace, un monje escritor de poncho y mate

Soy Mamerto, pero no ejerzo”. Debe ser su presentación más utilizada, más escuchada. Por eso nos pareció la mejor manera de iniciar esta semblanza de su persona. Con ese toque de humor campechano que suele arrimar al fogón de los que venimos leyéndolo o escuchándolo desde hace tiempo.

Nacido un 24 de enero de 1942 en Malabrigo, provincia de Santa Fe, fue el noveno de trece hermanos. A los 10 años ingresó al Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos, donde pasó la mayor parte de su vida. Maestro, monje, sacerdote y escritor, Mamerto Menapace es reconocido como una de las personas más importantes de la Iglesia Católica Argentina durante el siglo XX.

Todos sus libros son publicados exclusivamente por la Editorial Patria Grande desde 1976 hasta la fecha, con más de 40 títulos en su haber. Recibió el Diploma al Mérito a las Letras por parte de la Fundación KONEX en la categoría Literatura Infantil y Juvenil Argentina, en 1994. Al año siguiente fue galardonado con el premio "Faja de Honor Padre Leonardo Castellani", en el primer certamen literario nacional del libro católico.

¿Quién no recuerda haber leído sus cuentos en “Madera verde” o “Cuentos rodados”? ¿Quién no aprendió más de la Biblia con “Un Dios rico de tiempo” o “Las exigencias del amor”? ¿Quién no rezó mejor la cuaresma con “Sufrir pasa” o el adviento con “Esperando el sol”? ¿Quién no revisó su vida de pareja y de familia con “El amor es cosa seria”? ¿Quién no regaló “El paso y la espera” a un ser querido que atravesaba un duelo? Y así podríamos ir viendo cómo los libros de Mamerto nos estuvieron acompañando en cada paso de nuestra vida.

Además de su ser escritor, participó como animador y co-conductor en diferentes encuentros artísticos solidarios con Luis Landriscina, René Favaloro y Julián Zini. Recorrió colegios y parroquias dando charlas para personas de todas las edades. Y su presencia en el Monasterio sigue siendo una referencia para una gran cantidad de personas que buscan sus palabras, escuchar un consejo, y recibir su cercano acompañamiento espiritual. Es que, al final de cuentas, sigue siendo un monje y sacerdote, campechano, de poncho y mate, que anunció el Evangelio –inculturado- con amor y humor. Preparate el mate, que ya volveremos a encontrarnos.

martes, 3 de junio de 2025

Vale la pena (diario de alguien que ama)

 

Vale la pena es una historia de amor ­adolescente, ambientada a fines de los ´90, repleta de complicaciones, humor, ternura, giros y mucho más.

Jerónimo es un tímido pibe de diecisiete años al que le pasa algo que lo cambia todo: se enamora. El problema parece ser que la chica en cuestión es, a la vez, la imposible, la incorrecta y la indicada. Mariela lo seduce sin querer al buscar hacerle gancho con su gran amiga: Daniela. Para colmo su enamorada es la hermana menor de un compañero de colegio y tiene un competidor desleal que corre con ventaja. ¡Bienvenidos al infierno!

Un pintoresco recorrido por los grupos de pares, las amistades, los noviazgos y la familia; en fin, cómo se juegan la identidad y la pertenencia durante el secundario.

Una historia adolescente, nacida al calor de un grupo juvenil católico, que nos invita a seguir creyendo que, a pesar de todo, amar siempre vale la pena.


📖Si querés leer la novela, podés:

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Javier Esteban Giangreco nació en la Ciudad de Buenos Aires, en 1980.

Es profesor de Filosofía y Psicología, además de licenciado en Educación, con más de veinticinco años de experiencia en escuelas secundarias.

Estudió Letras, Ciencias Sagradas, y cursó una maestría en Filosofía.

Publicó un libro de relatos: «Crónicas de Bøkgaard».

«Vale la pena (diario de alguien que ama)» es su primera novela.


También podés pasar por instagram: @jgiangreco.escritor